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Los Bebés Nacen Sabiendo Mamar, pero Nadie nos Enseña a Amamantar.

Los Bebés Nacen Sabiendo Mamar, pero Nadie nos Enseña a Amamantar.
Tu bebé nació sabiendo mamar, pero ¿y tú? Amamantar es una habilidad que se aprende, no un instinto. Si tienes dudas o dificultades, es normal. Te contamos por qué se ha perdido el conocimiento generacional sobre la lactancia y dónde encontrar el apoyo que necesitas para conseguirlo con éxito.  

Los Bebés Nacen Sabiendo Mamar, pero Nadie nos Enseña a Amamantar.

En la naturaleza, las crías aprenden por imitación. Observan a sus madres, a otras hembras de la manada, y el conocimiento fluye de una generación a otra. Pero, ¿Qué pasa cuando esa cadena de aprendizaje se rompe? ¿Qué ocurre cuando una generación entera de mujeres apenas ha visto a otra amamantar, o lo ha hecho a escondidas, como si fuera algo que ocultar?

Pasa lo que nos pasa a muchas de nosotras: nos encontramos con nuestro bebé en brazos, con un instinto arrollador de alimentarle y protegerle, pero con una sensación de no tener ni idea de cómo empezar. Y mientras el bebé, con su instinto intacto, busca el pecho, nosotras nos preguntamos: ¿Lo estaré haciendo bien?.

Este artículo es para ti. Para validar esa sensación de duda y para recordarte algo fundamental: amamantar es una práctica que se aprende. Y no tener el conocimiento de manera innata no te hace menos madre, te hace humana.


La Gran Paradoja: ¿Por qué algo tan "Natural" se siente tan complicado?.

La lactancia materna es el acto más natural del mundo, sí, pero vivimos en un mundo que se ha alejado de lo natural. El principal motivo por el que tantas madres tienen problemas es la pérdida de la tribu.

Nuestras madres y abuelas, en muchos casos, recurrieron a la leche de fórmula por diversas presiones sociales y médicas de su época. Esto provocó que ese conocimiento práctico, ese se hace así que se aprende viendo y compartiendo, se desvaneciera. Hemos perdido los referentes cercanos, y en su lugar tenemos imágenes idealizadas en redes sociales que poco tienen que ver con la realidad de un posparto.

Esta falta de referentes es, según organizaciones como la OMS y UNICEF, una de las principales causas del fracaso de la lactancia. Porque cuando surgen los primeros problemas (dolor, grietas, dudas sobre el agarre...), nos sentimos solas y pensamos que el problema somos nosotras.


La Lactancia es un baile de dos (y a veces se necesita un profesor).

El bebé nace con el reflejo de succión, pero coordinar ese reflejo con un buen agarre, una buena postura y la producción de leche es un baile que tanto tú como tu bebé tenéis que aprender a bailar juntos.

Un buen agarre es la base de todo, y no siempre es fácil conseguirlo. La boquita del bebé tiene que estar bien abierta, abarcando no solo el pezón sino gran parte de la areola, con los labios evertidos (como la boca de un pez). Una mala postura puede hacer que el agarre no sea bueno, provocando dolor y grietas.

Aquí es donde me cambió la vida un simple cojín de lactancia. De repente, dejas de hacer malabares con almohadas y de forzar la espalda. Te ayuda a colocar al bebé a la altura perfecta del pecho sin tensión, permitiendo que ambos os relajéis y que el agarre fluya de forma mucho más natural.


Dónde Encontrar el Apoyo que Necesitas.

Si antes el conocimiento se transmitía en el patio de vecinas o en el salón de casa, hoy tenemos que buscar activamente nuestra propia tribu de apoyo.

Afortunadamente, existen recursos maravillosos. Los grupos de madres, los foros online y, sobre todo, la ayuda profesional, son la clave para superar los baches. A veces, una sola consulta con una experta puede cambiar por completo tu experiencia.

Saber que tienes a alguien a quien preguntar, que va a validar tus sentimientos y a darte herramientas prácticas, es fundamental. Un acompañamiento profesional durante el primer mes, como el que ofrece nuestra experta Jessica, es precisamente esa tribu moderna y experta. Es tener a alguien que te guíe paso a paso para que encuentres vuestro propio ritmo, el tuyo y el de tu bebé.


No Naciste Sabiendo, y No Pasa Nada.

Nadie espera que corras una maratón sin haber entrenado, o que hables un idioma sin haberlo estudiado. ¿Por qué nos exigimos saber amamantar a la perfección desde el minuto uno?

Buscar ayuda, leer, preguntar, apoyarte en otras mujeres y en profesionales no es un signo de debilidad, sino de una fuerza inmensa. Es el acto de amor de querer dar lo mejor a tu bebé. Así que, la próxima vez que dudes, recuerda: tu bebé nació sabiendo qué necesita, y tú tienes toda la capacidad del mundo para aprender a dárselo.

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